El encuentro íntimo con el que se fusiona sujeto y pasión, es el que permite expulsar ondas latientes que penetran los cuerpos
El Toque Del Rey Midas, La Varita de Merlín, La Espada de Camelot, el Santo Grial… las curas mágicas o instrumentos que todo lo pueden han sido el anhelo de la humanidad. Cualquier ser humano en un enorme aprieto o dificultad, de tener un botón de salida, ¿no lo apretaría de inmediato? Aún las circunstancias de pequeño apremio como la espera en una larga fila o el bus que no llega pronto, es de gran anhelo el control del tiempo para acelerarlo y omitir aquello que nos demanda paciencia.
Rilke en una de sus cartas al señor Kappus le expresa una condición del artista, en nuestro caso, del poeta:
“Ser artista es no calcular, no contar, sino madurar como el árbol que no apremia su savia, mas permanece tranquilo y confiado bajo las tormentas de la primavera, sin temor a que tras ella tal vez nunca pueda llegar otro verano.”
Rainer María Rilke, Cartas A Un Joven Poeta, Colección Correspondencia Biografías Y Autobiografías, Publicada Digitalmente Por Libro En Red, 2010.
Cuán difícil suele ser para el o la poeta hallar el equilibrio entre su apasionamiento y visión totalitaria sobre los asuntos cotidianos y el requerimiento inapelable de la paciencia. Igual que el desafío de la justa medida de objetividad y subjetividad en la escritura poética; la justa medida de apasionamiento y paciencia es definitiva en el proceso de vida del poeta.
Afortunadamente apasionamiento y paciencia no necesariamente son polos opuestos en el comportamiento del ser humano. Cuando alguien se apasiona por algún aspecto, contexto o temática, este apasionamiento en algún momento le demanda una inmersión individual, solitaria, detallada y meticulosa. El encuentro íntimo con el que se fusiona sujeto y pasión, es el que permite expulsar ondas latientes que penetran los cuerpos. Esta intimidad pasional profunda va acompañada de la paciencia.
Ningún tesoro se place de estar cerca de la superficie y solamente los tesoros son dignos de apasionamiento.
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